viernes, 1 de marzo de 2013

2005-2012, TOCORORO UN PROYECTO EN ALZA

Como hemos comentado en entradas anteriores, el Proyecto de TOCORORO en Cuba, comenzó a funcionar el año 2005, con todas la dificultades que tienen los comienzos, pero con visión de futuro y poniendo en práctica, desde el principio, una política de economía sostenible.

Se pusieron en marcha dos locales en la c/ Maloja, uno frente a otro, para poder dar cabida al máximo de  niñas.

                                               Trabajando duramente en clase     

Tuvimos en cuenta una Ley muy desconocida, pero que fue un éxito de aplicación en Londres. Esta Ley, conocida en Criminología, como la ley de los cristales rotos  consiste en algo tan sencillo como instalar en un barrio degradado un local que destaque, y en pocos años los alrededores comenzarán a imitar el modelo: está dando resultado.

Tuvimos que lidiar con todo tipo de burocracia, zancadillas, envidias y problemas de intendencia, pero paso a paso, se consiguió materializar el proyecto cultural.

Se iniciaron la obras de rehabilitación de los locales, al mismo tiempo se consiguió material electrónico para la música, espejos para los salones de danza, pintura para las fachadas e interior de los locales etc. etc.

Al proyecto cultural se unieron profesoras de danza, músicos y fundamentalmente, un programa de enseñanza adecuado a las edades y la formación reglada.

Uno de los acuerdos más importantes a los que se llegaron -si no el más importante- fue que la Escuela de danza sería de carácter gratuito para las niñas y su familias, pero con un compromiso por parte de las familiar de colaborar en la medida de sus capacidades -reparaciones, costura, etc.-.

Durante los dos primeros años, fuimos corrigiendo fallos y aprendiendo de nuestros errores.















                    


  
 Preparando función                                                      Ensayos

 Tuvimos la inmensa suerte de conocer a José Luis y Jaime, hoy amigos, miembros significados de la ONG MANO A MANO de los trabajadores de Iberia de Aviación, ya que fueron ellos los que nos surtieron de cantidad de material textil, fundamentalmente bodys y mallas para las niñas y profesoras, además material informático, por medio de pilotos y azafatas nos ponían los materiales de manera desinteresada en Cuba.

Desde Cuba, la gerente de la Escuela no paraba, contactaba con grupos de Chile, que donaron sino gratis, casi gratis cientos de camisetas estampadas con el "logo" de la Escuela y con diversos grupos de baile y asociaciones, que de modo puntual donaban material.

Conocimos a Gabriela, ciudadana sueca, profesora de baile, que donó más de una año de su tiempo para enseñar a bailar a las niñas y para formar cada vez más a las profesoras. En TOCORORO es una persona muy querida y admirada, no hay palabras para mostrar nuestro agradecimiento.

                                            A la entrada de clase

No nos podemos olvidar de Calzados Ainhoa, en Madrid, taller tristemente cerrado por culpa de la crisis  que asola al Estado español, que nos hacía zapatos de baile a medida, para las profesoras y la niñas a precios casi de coste.

Con el paso del tiempo, fuimos conscientes de que teníamos que asumir los salarios del profesorado de forma mensual, de los músicos cuando había eventos públicos y del personal auxiliar.

Los trajes de baile, en un principio lo diseñaban las profesoras, con lo que teníamos que comprar tela en Euskadi, mandarla a Cuba y allí una costurera hacía los trajes. Cómo es lógico teníamos que pagarle.

Pero el salto cualitativo más grande de produjo cuando nos dimos cuenta que el profesorado a pesar de sus esfuerzo no podían enseñar mucho más.

                                          Uno de los grupos del Proyecto

Nuestro ángel de la guarda, en este caso se llama Joaquín San Juan, director de la Escuela de Danza Amor de Dios, unas de las mejores escuelas de danza de Europa, por no decir la mejor. Joaquín nos ofreció cuatro becas anuales para que el profesorado aprendiese mucho más y se especializase.

Desde entonces, las profesoras pasan un mes en Madrid, trabajando duramente, desde la nueve de la mañana has las nueve de la noche, y no es exageración, cumpliendo un programa de enseñanza personalizado.

Al cabo de un mes vuelven a Cuba, totalmente agotadas, pero muy satisfechas.








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