Una vez, conseguidos permisos, promesas y parabienes nos tocó lidiar con la dura realidad, es decir conseguir dinero para comenzar a poner en marcha el proyecto de Tocororo.
La primera y fundamental conclusión es que el proyecto debía de contar con una inversión inicial y luego mediante una "economía sostenible" transformarse en un proyecto autosuficiente.
Mediante donativos personales, petición de ayuda económica a amigas y amigos, que hicieron un desembolso importante -nunca más de cien euros, porque más dinero nos parecía un expolio- se consiguió poner el local situado en la c/Maloja, en el barrio de Los Sitios, en condiciones dignas.
Para esta puesta a punto del local, se contó con la inestimable ayuda de papás y mamás del barrio, que vieron la importancia del Proyecto.
antes ahora
FACHADA
antes ahora
Una vez rehabilitado el local, comenzaba la parte más difícil e importante del Proyecto, recibir a las niñas y conseguir ilusionarlas con la danza.
La verdad, es que fue un éxito, en un principio llegaron más niñas -de 4 a 12 años- de las que se podía atender de una manera adecuada.
El proyecto contaba con profesorado escaso pero entregado, que de manera gratuíta donaban horas y esfuerzo en la enseñanza.
Niñas y profesora
A partir del primer año, también nos dimos cuenta de que el día a día, era importante ir resolviéndolo y prever las necesidades, y justo aquí, es cuando el Proyecto comenzó a convertirse de una idea más o menos solidaria, en una realidad.
Al Proyecto había que dotarlo de medios: trajes de danza para las alumnas, material electrónico para música, instrumentos musicales y demás complementos para danzar en condiciones, por ejemplo, zapatos de danza, aretes, castañuelas, bodys, mallas, y un largo etc..
Se hizo una lista enorme de necesidades para pode conseguirlas. Una mamá se comprometió junto con otras a coser los vestidos de danza, por lo que sólo hacía falta tela, lo que supuso un enorme ahorro. Karelia nuestra Gerente, por medio de un ordenador prestado, se puso en contacto con cantidad de firmas que hacían zapatos, con grupos de baile para pedir sobrantes, con la Asociación MANO a MANO, de la Compañía Iberia de aviación, que nos surtió u surte de cantidad de material textil, comercios y compañías de danza , donaron instrumentos musicales, castañuelas, libros de música, etc.
Tenemos que decir que tanto José Luis como Jaime, miembros de la Asociación MANO a MANO, se ilusionaron con el Proyecto y han acabado por convertirse en amigos "de toda la vida" desde entonces. Y la amistad continúa.
Consiguió Karelia, que bailaoras famosas se interesarán por el Proyecto : Gabriela Gutarra -residente en Suecia, y María Juncal -residente en Madrid- ofrecieron un mes de su tiempo para enseñar y perfeccionar la forma de enseñanza de las profesoras, y doy fe, las hacían trabajar desde las 9 de la mañana a las 9 de la noche, con descanso previo para comer. juro que acababan agotadas, pero al día siguiente a las 9 de la mañana allí estaban de nuevo, a seguir aprendiendo para después transmitir lo aprendido y mejorado a las nenas.
Se me había olvidado comentaros que las edades de las profesoras en Cuba oscilaban entre los 19 y los 23 años.
Ilusión, juventud, ganas de aprender, ganas de enseñar y ganas de profesionalizarse.
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